Pero nuestro principal enemigo somos nosotros mismos. Esa ceguera que no termina de curarse el madridismo, es la que nos abrasa en este desierto. Esa ceguera que nos impide ver al que es máximo responsable, y por tanto, culpable de la catatonía en la que está inmerso nuestro querido club.
Esa ceguera nos mantiene en una montaña rusa de sensaciones que, indefectiblemente, nos termina llevando al mismo lugar, una y otra vez... la nada.
Derrota (2-0) ante el Wolfsburgo que nos obliga a una remontada casi épica, en un Bernabeu que está a años luz de ser lo que fue.
No sé si aún debemos confiar, no sé si aún podemos soñar, pues me temo que la hora de despertar, de una vez por todas, ha llegado.
Es tan pequeña ya la esperanza...y tan grande el hastío.
Intentamos, como podemos, charlar de todo esto en el 15º Podcast, @Javiervive y @MaiteBlanca.
 |
| Decepción sin límite |
No hay comentarios:
Publicar un comentario