martes, 31 de mayo de 2016

¡QUE NOS ENVIDIE EL MUNDO!

“Ven, dame la mano. No te separes”
La mano de mi padre era suave, al menos para mí. Nos rodeaba una gran multitud, entre la que avanzábamos hacia la imponente edificación. Me sentía nervioso y excitado, casi temeroso. Según caminábamos, miraba apresuradamente la nacarada camiseta. Aquel escudo coronado, de formas redondeadas, que siempre había visto en cuadros y ceniceros de casa, lucía ahora en mi pecho. El día anterior mi madre había estado cosiendo cuidadosamente un número diez de tela satinada sobre el dorso de la camiseta. Mi impoluta camiseta, que resplandecía devolviéndole al sol parte de su fulgor.
“Velázquez, hijo. Ese es el número de Velázquez”. Y allí iba yo orgulloso… el pequeño Velázquez, presto a entrar al templo por vez primera en su vida.
¡Que me envidie el mundo!

¿Lo ves? ¿Ves el número diez en la espalda de aquel niño?
Llegamos al fin a la enorme puerta, donde un señor muy simpático me pellizcó levemente la mejilla, “Hombre, pero este machote ¿Quién es?”  “Pues Velázquez” pensé, “¿No ve que soy Velázquez?”. Mi padre mostró a aquel señor unos carnets, y rápidamente nos internamos en el corazón del edificio.
Mi memoria se extravía entre laberintos, recovecos y escaleras, hasta desembocar en una imagen que permanecerá siempre en mi recuerdo. Allí estaba, reflejada en los ojos de aquel pequeño, una verde inmensidad destellante hasta la apoteosis. Y ese aroma, ese aroma fresco y dulce transportado por las nimias gotitas que escupían los aspersores.
¡Que me envidie el mundo!

De pronto, la hermosa imagen comienza a desvanecerse; va languideciendo poco a poco, convirtiéndose en leves fogonazos etéreos, trazos deshilachados de una memoria perdida. Se difumina el rostro de mi padre, mi camiseta pristina, el verde esplendor, los infantiles ojos absortos…
Ese entresueño lejano se va transformando despacio, muy lentamente… Veo la imagen de muchas camisetas blancas, como las de aquel niño casi olvidado en el tiempo. Sus portadores se abrazan, gritan y lloran; ríen, saltan, cantan y vitorean. Es entonces cuando me descubro a mí mismo gritando igualmente, arrodillado, mientras el televisor muestra una montonera de jugadores que, muy despacio, van aliviando de peso a un Cristiano tumbado en el césped de San Siro. Más allá, un balón reposa ufano en el interior de la meta, contándole a la red cuán maravilloso había sido su último vuelo hacia la gloria. Siento en la mano el cálido tacto de mi mujer. Extiendo una enorme bandera sobre nuestras cabezas, y dejo que su blancura nos cubra por completo, separándonos del resto del mundo. Y allí, en la eternidad, nos fundimos en un beso infinito.
¡Que me envidie el mundo!

El corazón aún dolorido por un sufrimiento inmisericorde, trata, no con demasiado éxito, de regresar a la normalidad. La respiración lucha por pausarse, y un cuerpo extenuado va buscando la calma.
Todo ha terminado. Millones de madridistas en la tierra entera compartimos emoción, sentimiento y éxtasis. Somos millones, pero somos uno. Una misma persona, un mismo corazón, un color único, un sueño… una realidad.
Yo soy cada uno de vosotros, y vosotros sois yo mismo. Siento lo que sentís y sentís lo que siento. Qué experiencia tan maravillosa, ¿Verdad?
Tú, que ahora lees estas líneas, también fuiste conducido por aquella mano suave y protectora. Estabas allí, orgulloso de tu flamante camiseta.
Eras aquel niño de ojos extasiados y manos temblorosas. Aún lo eres.
Todos somos aquel niño, aquel pequeño Velázquez contemplando el verde universo por primera vez.
¡Cuánta alegría! Soy feliz porque tú lo eres.
Ven, vamos a celebrarlo juntos.
¿Lo sientes? Estamos todos. Somos millones. Millones de almas sintiendo lo mismo en el mismo instante.

El número diez, aquel número diez en nuestra espalda se va difuminando. ¿Lo ves tú también? Se transforma casi imperceptiblemente. El cero comienza a encogerse hasta ser idéntico a su compañero.
¿Lo ves? ¿Ves el número once en la espalda de aquel niño?
Ven, dame la mano. No te separes.
Vamos a celebrarlo juntos.
¡Que nos envidie el mundo!

@Javiervive

domingo, 29 de mayo de 2016

WE ARE THE CHAMPIONS

¿Y el Madrid qué?
¿Otra vez campeón de Europa?
Pues sí. La Undécima está aquí.
26º Podcast en el que celebraremos el título, con toda la emoción, pasión, amor y devoción por nuestro equipo.
@MaiteBlanca
@Javiervive
¡¡¡¡¡¡Felicidades a todo el madridismo!!!!!!





Campeones de Europa

domingo, 15 de mayo de 2016

FESTÍN DE CUERVOS

Colorín colorado, esta farsa se ha acabado.
Concluyó al fin la Liga con la victoria en Riazor (0-2) que no sirvió para conseguir un campeonato fraudulento, cuyos restos corrompidos aguardaban en Granada a su ya digno poseedor.
A tal campeonato, tal campeón.

@MaiteBlanca y @Javiervive charlamos de la vergonzante competición que al fin se clausuró, y de cómo nuestros nervios se van preparando para la gran final de Milán.



Se luchó hasta el final


LA LIGA HA MUERTO; FESTÍN DE CUERVOS

EMERGENCIA SANITARIA

Se confirmaron los peores presagios. El cadáver de La Liga fue encontrado en la tarde del 14 de Mayo de 2016 en un descampado de Granada.
El estado de avanzada descomposición que presentaba hacía pensar que su óbito se produjo hace varios meses.
Parece extraño que las autoridades no hayan dado con el cuerpo en tanto tiempo, pues el lugar del hallazgo es muy concurrido. En todos estos meses no ha habido denuncia alguna, a pesar de que miles de personas paseaban junto a la occisa cada día.

Ayer, al fin, y gracias al hedor que desprendía, y a una enorme bandada de cuervos que daba cuenta del pútrido cadáver, éste fue localizado, retirado del lugar y, tras proceder a su identificación, confirmando, como se sospechaba, que se trataba de la Liga Española de Fútbol, fue trasladado a una afamada plaza de Barcelona, donde numerosos cuervos y otras carroñeras dieron buena cuenta de los últimos restos.

Se comenta que la fiesta se trasladó también a algunos organismos oficiales, dónde se celebró el hallazgo hasta altas horas de la madrugada.

Las aves terminaron diseminándose en todas direcciones tras acabar el festín, expandiendo por doquier un olor nauseabundo.
Responsables de Sanidad y Medio ambiente han recomendado a la población no salir de casa y mantener las ventanas cerradas, hasta que pueda confirmarse que los gases emanados por los animales, no son nocivos para la salud de las personas de bien.

Por otro lado, hay testigos que indican que ha sido vista una cría de Liga Española por los alrededores de una importante institución deportiva. Aunque no está confirmado, podría tratarse de la Liga 2016/17.
Esperemos que alguna asociación protectora pueda hacerse cargo de ella, antes de que su destino quede irrversiblemente marcado, como lo fue el de su antecesora.
No obstante, empieza a rumorearse que algunas bandadas de buitres y cuervos, aún con el buche lleno de putrefacción, ya han comenzado a sobrevolar a la indefensa cría.

Seguiremos informando de cuanto acontezca, siempre y cuando nos sea permitido hacerlo.
Así mismo, permaneceremos atentos a cualquier comentario que pudiera hacer público otro medio informativo, acerca de todos estos acontecimientos.
Estamos seguros de que a muchos de ellos, esta grave emergencia sanitaria les parecerá algo vergonzoso y vergonzante, no tardando, a buen seguro, en hacerse eco del escandaloso asunto.
Esperaremos pacientemente.

La Liga 2015/16 ha muerto sola, en un descampado. Nadie la llora, su muerte se celebra, y sus restos purulentos han sido devorados por voraces carroñeras.

Sólo queda el hedor.
El hedor, y un débil y desesperado llanto de una cría que, como algún homínido vaticinó a su extinta hermana, está a punto de conocer un destino peligrosamente preparado.




lunes, 9 de mayo de 2016

REAL MADRID-VALENCIA | SOLO GANAR

Despedida del Bernabeu por esta temporada con victoria (3-2) sobre el Valencia.
Mal partido, en lineas generales, de nuestro equipo, sobretodo en una segunda parte infame. No obstante, vivimos el capítulo final, la resolución definitiva de esta campaña. No es hora ya de analizar el juego del equipo.
Es hora de ganar. Sólo Ganar.

@MaiteBlanca y @Javiervive charlamos del emocionante final de temporada, de esperanzas, espectativas, sueños y realidades, del adiós de Arbeloa, uno de los nuestros, y de todo cuanto se nos pasa por la cabeza, en este 24º Podcast.







Arbeloa: "Cada segundo en este césped ha sido lo mejor de mi vida"

jueves, 5 de mayo de 2016

¡ABRID PASO AL REY!

 Eran las once menos veinte de la noche.
 El estadio enardecido vitoreaba a los triunfadores. Más allá del juego, más allá del sufrimiento y la tormentosa incertidumbre que nunca nos dio tregua, más allá de la maledicencia enfermiza que hemos de soportar, más allá de mareas y vientos azotando nuestras blancas velas, los reyes de europa hemos regresado al salón del trono.
Once baluartes lo han hecho posible, empujados por el aliento de millones de almas que, repartidas por la tierra entera, les han conducido a la antesala de la gloria.

Dos horas antes daba comienzo el combate. Esperanza y miedo, pasión y vértigo.
Los púgiles se estudian, se temen. El Madrid debe buscar el golpe de gracia, sin descubrir su mentón. La baja de Casemiro se hace notar desde el primer momento. Nuestra defensa no parece tener la consistencia deseada, ni ejercemos la presión necesaria para evitar el cómodo juego del rival. Cierto es que no nos llegan con peligro, pero las huestes enemigas merodean nuestro territorio, provocando en nosotros una sorda inquietud.
Unos y otros intentamos conservar el balón, sin buscar el riesgo, sin precipitaciones, con miedo al abismo.

 Y entonces, allá por el 20 Carvajal filtra un buen balón hacia Bale, el galés ejecuta con su pierna derecha el pase al área, y un leve roce en Fernando desvía el centro hacia el marco británico. El corazón galopa en nuestro interior, el rival está en la lona...pero aún vive.
El City está aturdido, y el Madrid aprovecha para conservar el balón. Decidimos guardar la calma y hacer un juego para el que, en mi opinión, no estamos preparados. Especulamos, contemporizamos, con demasiada lentitud, parsimoniosamente. Eso permite que el rival salga del shock , poco a poco vuelve a dominar el balón, y finaliza la primera mitad dando la impresión de controlar el partido, en un tempo lento y carente de mordiente alguna, sí, pero inquietante. Y el culmen de esa inquietud llegó cuando Fernandinho ejecutó un disparo que lamió el poste de nuestro arco. Ochentamil corazones detenidos en el Bernabeu, y millones más en todo el mundo.
Con el susto reflejado aún en nuestros rostros llegamos al descanso.

 Los albores de la segunda parte nos ofrecen la misma situación. Un Madrid precavido, timorato tal vez, intentando mantener el balón, más como remedio para evitar sustos, que para buscar el golpe definitivo.
El Manchester sabe que su momento ha llegado. Es hora de jugarse el todo por el todo. Adelanta líneas y comienza a presionar en nuestro propio campo. Como es habitual, nos cuesta un mundo salir de la presión. No encontramos el toque, la triangulación, la velocidad que nos permita sobrepasar esa línea presionante. Sufrimos el acoso de un equipo desesperado, sin encontrar solución que nos alivie. A veces Modric, a veces Kroos, intentan dar calma y ordenar nuestro juego, pero la decisión del City es absoluta. El partido se antoja largo y sufriente si no conseguimos aniquilar al rival definitivamente en algún contraataque. Modric tiene la ocasión más clara, cuando en un mano a mano con Hart yerra la oportunidad de regalarnos la tranquilidad.

 Transcurren los minutos sin que suframos ocasiones de gol, pero con la inquietud a flor de piel, merced a un resultado preocupantemente escaso. El Manchester carece de ideas, y su aparente dominio no se traduce en oportunidades, pero sí en desasosiego.
El Bernabeu aprieta, sabedor de que el equipo necesita ese último aliento. Se acerca el minuto 90. Milán se atisba en el horizonte. Un ojo en la gloria, otro en el miedo.
Y en los estertores del partido, Agüero aparece, por primera y única vez en la eliminatoria, para enviar un disparo lejano que, tras elevarse al cielo madrileño, emprende un aterrador descenso hacia nuestro corazón. Sólo unos centímetros separó al balón del larguero. La postrera esperanza inglesa había muerto. Los ojos de Keylor observaron cómo el peligro se disipaba por encima de su portería. ¡Pura Vida!
Y el partido acabó.
La cita con la gloria se había consumado. ¡Finalistas!


 Eran la once menos veinte de la noche.
Vi lágrimas de niños en el Bernabeu, lágrimas de sufrimiento y felicidad. Lágrimas de un madridismo puro, limpio, sin ambages.  Mientras el estadio bramaba, los jugadores celebraban en maravillosa comunión el triunfo, y la Castellana entera era un clamor desenfrenado, ellos lloraban en silencio. Sus ojos brillaban encharcados, y alguna lágrima blanca surcaba sus pequeñas mejillas. Y entonces no pude ver más. Mi visión se nubló, y una lágrima salió también a celebrar la victoria.

 Estamos por decimocuarta vez en la final de la Copa de Europa. Esa será otra batalla, la última batalla. Tras ella, la Gloria.
Este es nuestro reino. Nadie nos esperaba...Nadie nos quería. Pero aquí estamos.
 El rey busca su trono.
 Que se aparten vasallos y plebe.
 ¡¡¡Abrid paso al rey!!! 

@Javiervive





¡¡¡ABRID PASO AL REY!!!

Real Madrid 1 -  0 Manchester City.  ¡¡FINALISTAS!!
 El Bernabeu fue testigo de cómo el Real Madrid se clasificaba, por decimocuarta vez, para la final de la Copa de Europa.
En un sufrido partido al que llegábamos con importantes bajas y jugadores tocados sobre el césped, el Madrid se sobrepuso, con buenas dosis de inteligencia y practicidad.
Contra todo y contra todos, el Rey tiene una nueva cita con su trono.
 Que vasallos y plebe se aparten.
¡Dejad Paso al Rey!

Del partido y la alegría por la clasificación, charlamos en este 23º Podcast, @MaiteBlanca y @Javiervive








Camino a la Gloria


¡ABRID PASO AL REY!